En el presente trabajo desarrollaremos el uso filosófico que realiza Walter Benjamin de la alegoría, su peculiaridad y relevancia, no sólo temática sino también metodológica. Consideramos que la figura retórica alegoría es transversal a todas las obras del autor berlinés, y que desde la misma podemos comprender gran parte de su legado teórico, que abarca un abanico de áreas que van desde la filosofía, pasando por la estética y la política hasta la teología. Su desarrollo y núcleos de reflexión habilitan un sinfín de posibilidades que nos permiten continuar repensando los binomios sujeto-objeto, naturaleza-cultura, sincronicidad-asincronicidad, tiempo-espacio, entre otros.Sostenemos que es a través de imágenes alegóricas, o de una forma de pensar y escribir alegórica, que es posible situarnos de un modo diferente frente a un mundo cada vez más cosificador y cosificante. Esto nos lleva a la irrupción de un pensamiento filosófico que al igual que la alegoría desmonta y problematiza lo instituido o instituyente. Un diálogo entre estas dos formas de pensar y situarse en el mundo resulta muy fructífero, ya que en su entramado, las potencialidades que se tejen, políticas, estéticas, sociales y culturales, nos pueden aportar claves inusitadas de reflexión y comprensión de nuestro pasado y de nuestro presente.La alegoría es un recurso lingüístico que como veremos en el apartado siguiente se ha utilizado desde tiempos inmemoriales, de diversas maneras y con implicancias filosófico-políticas sustanciales. El desarrollo que hace Benjamin y su especial énfasis en este recurso, está ligado a una forma de filosofar y de concebir lo político que le permite configurar un tramado conceptual de la historia, del tiempo, del arte, de la percepción, de la memoria, de los propios sujetos y de los objetos sumamente significativo. En esto radica su novedad.
Fil: Rodríguez, Romina Emilce. Universidad Nacional de General Sarmiento. Instituto del Desarrollo Humano; Argentina.