La Universidad como derecho del pueblo

Abstract

Los tres primeros lustros de este siglo estuvieron caracterizados, en buena parte de América Latina, por la llegada al gobierno de nuestros países de partidos y líderes políticos de base popular y orientación política democrática y avanzada que produjeron un conjunto de transformaciones relevantes en la vida de nuestras sociedades. En ese marco son especialmente destacables las políticas que se desarrollaron en el campo educativo en general y en el universitario –que es el que aquí nos interesa– en particular. Promediando ese ciclo político regional, un acontecimiento especialmente destacable condensa y cristaliza en un texto de enorme importancia simbólica y política el espíritu que animó a todos estos cambios, y deja plasmado de manera perdurable, en una fórmula epigramática y contundente, lo que quizás constituya el gran legado de esos años. Que me gustaría sugerir que fue, más allá de la importancia de esta o aquella transformación normativa o institucional particular aquí o allá, un cambio de naturaleza conceptual: lo que en materia universitaria nos dejaron esos años de democratización de nuestra vida social, cultural y educativa, en efecto, es una nueva manera de concebir la educación superior, que por primera vez en nuestra historia pudo pensarse (y pudo dejarse por escrito que debía seguir pensándose en el futuro) como un bien público y social, un derecho humano universal y una responsabilidad de los Estados.

The first three decades of this century were characterized, in much of Latin America, by the arrival to the government of our countries of political parties and leaders with a popular base and a democratic and advanced political orientation that produced a set of relevant transformations in the lives of our societies. In this framework, the policies that were developed in the educational field in general and in the university field – which is what interests us here – in particular are especially noteworthy. In the middle of this regional political cycle, a particularly notable event condenses and crystallizes in a text of enormous symbolic and political importance the spirit that animated all these changes, and leaves captured in a lasting way, in an epigrammatic and forceful formula, what perhaps constitutes the great legacy of those years. What I would like to suggest was, beyond the importance of this or that particular normative or institutional transformation here or there, a change of conceptual nature: what those years of democratization of our social, cultural and educational life left us in university matters. In fact, it is a new way of conceiving higher education, which for the first time in our history could be thought of (and it could be written down that it should continue to be thought of in the future) as a public and social good, a universal human right and a responsibility of the States.