Se dice que el sueño oculto de la investigación es contemplar y disponer de la sociedad como un gran laboratorio, que muestre los efectos de las conexiones y de los procesos que estudiamos. Pues bien: aquí lo tenemos. Entremos a Internet y desde cualquier dispositivo observaremos el mayor laboratorio posible de la historia reciente: el planeta asolado por el virus SARS-CoV-2. Una sola variable independiente con patrones semejantes en territorios y culturas distintas, en plena dispersión por el mundo. Tenemos ya evidencia del impacto del fenómeno sobre el transporte y la energía, en la economía y la sociedad en general, entre miles de consecuencias. Y cada día contaremos con más y más datos. La paradoja es que poco podemos hacer con esta información en este momento. Nuestra honesta ambición por la explicación social es insignificante, y representa nada, absolutamente nada, frente al dilema de la vida; el gran dilema radical. Somos uno más. Pero la paradoja esconde la posibilidad de una gran oportunidad. Una vez superada esta pesadilla global (nunca mejor dicho, aunque también nunca mejor puesto en duda debido a la incertidumbre y desinformación dominantes) estará en las manos de la buena ciencia comprender no solamente las causas del fenómeno, sino también, y sobre todo, la tarea de rediseñar el tejido social en la medida de aquello que lo permita y de la fuerza del conflicto social que lo exija. Pero también en la medida en que la ciencia logre articularse bajo un nuevo contrato con la sociedad. En estos tiempos de pandemia el equipo editorial de la revista HALAC de Historia Ambiental de la Sociedad Latinoamericana y Caribeña de Historia Ambiental (SOLCHA), desde los primeros días se preguntaba cómo responder como sociedad científica a esta encrucijada planetaria. Fue así que se diseñó una estrategia de producción y difusión de contenidos académicos en torno al COVID-19 y sus consecuencias en el ambiente y la sociedad, aportando desde la interdisciplina, que caracteriza a SOLCHA en general y HALAC en particular, intercambios y debates que enriquezcan el conocimiento y las estrategias de adaptación de las sociedades frente a estos eventos tan dolorosos. Manteniendo el compromiso académico con la divulgación de contenidos epistemológicos, teóricos y prácticos, se publicaron 9 notas y 6 ensayos desde el mes de marzo hasta junio del corriente año 2020. Como resultado de este proceso, el equipo editorial de HALAC decidió presentar una Edición Suplementaria con estos textos con el propósito de contar con un documento histórico que condensara algunas reflexiones científicas de esta época, con importantes contribuciones de geógrafos, antropólogos, agrónomos, ecólogos e historiadores.
Diz-se que o sonho oculto da pesquisa é contemplar e utilizar a sociedade como um grande laboratório, mostrando os efeitos das conexões e processos que estudamos. Bem: aqui está. Vamos acessar a Internet e de qualquer dispositivo observaremos o maior laboratório possível da história recente: o planeta devastado pelo vírus SARS-CoV-2. Uma única variável independente com padrões semelhantes em diferentes territórios e culturas, em plena dispersão pelo mundo. Já temos evidências do impacto do fenómeno nos transportes e na energia, na economia e na sociedade em geral, entre milhares de consequências. E a cada dia teremos mais e mais dados. O paradoxo é que pouco podemos fazer com esta informação neste momento. A nossa ambição honesta de explicação social é insignificante e não representa nada, absolutamente nada, face ao dilema da vida; o grande dilema radical. Somos mais um. Mas o paradoxo esconde a possibilidade de uma grande oportunidade. Uma vez superado este pesadelo global (nunca melhor dito, embora também nunca melhor colocado em dúvida devido à incerteza e à desinformação prevalecentes) estará nas mãos da boa ciência compreender não só as causas do fenómeno, mas também, e acima de tudo tudo, a tarefa de redesenhar o tecido social na medida em que o permite e a força do conflito social que o exige. Mas também na medida em que a ciência consegue articular-se sob um novo contrato com a sociedade.
It is said that the hidden dream of research is to contemplate and use society as a great laboratory, showing the effects of the connections and processes we study. Well: here we have it. Let's access the Internet and from any device we will observe the largest possible laboratory in recent history: the planet devastated by the SARS-CoV-2 virus. A single independent variable with similar patterns in different territories and cultures, in full dispersion throughout the world. We already have evidence of the impact of the phenomenon on transportation and energy, on the economy and society in general, among thousands of consequences. And every day we will have more and more data. The paradox is that we can do little with this information at this time. Our honest ambition for social explanation is insignificant, and represents nothing, absolutely nothing, in the face of the dilemma of life; the great radical dilemma. We are one more. But the paradox hides the possibility of a great opportunity. Once this global nightmare is overcome (never better said, although also never better put in doubt due to the prevailing uncertainty and misinformation) it will be in the hands of good science to understand not only the causes of the phenomenon, but also, and above all, the task of redesigning the social fabric to the extent that it allows it and the strength of the social conflict that demands it. But also to the extent that science manages to articulate itself under a new contract with society.
