El artículo propone que la valoración realizada por Borges del soneto de Quevedo «Cerrar podrá mis ojos...» en la década del 20 lo constituye dentro de la literatura argentina como un clásico de la poesía del Siglo de Oro. Como en otros casos, la palabra y el señalamiento borgianos muestran el peso de una intervención canonizadora cuyos efectos es posible rastrear hasta hoy, al tiempo que su lectura anticipa la crítica posterior y queda refrendada por ella.
This article suggests that Borges’ appreciation of Quevedo’s sonnet «Cerrar podrá mis ojos...» in the 1920s converts it —within Argentine literature— into a classic piece of poetry in the Golden Century. Just as in other cases, Borges’ word and designation exhibit the relevance of a canonising intervention whose effects are traceable until today, while its reading anticipates later judgement and becomes endorsed by it.