Esta investigación analiza la implementación de una política pública ambiental -la creación de un Sistema Nacional de Áreas Protegidas en Uruguay- desde sus implicancias sociales y poniendo en juego los sentidos que los diferentes actores participantes en el proceso le asignan a nociones como naturaleza, conservación o desarrollo. A partir de una etnografía multisituada, y con el foco en el análisis de la implementación de los ámbitos de participación previstos en el diseño de esta política, se establece la manera en que el interviene Estado sobre el territorio y -a partir de ahí- como se relaciona con los diferentes actores sociales. Para este abordaje se parte del caso de la implementación del Parque Nacional Esteros de Farrapos e Islas del Río Uruguay, un enclave de conservación en una zona con una densa historia de usos productivos y actualmente cercada por el avance del agronegocio (cultivos de soja y plantaciones forestales). El trabajo analiza los impactos de la reciente intensificación agrícola y de las políticas ambientales que se han implementado en el territorio desde el enfoque de las desigualdades sociales y la justicia ambiental. En otro sentido, este trabajo expone los impactos sociales del avance del agronegocio, en términos de la privación de los medios para la reproducción social a amplios sectores a través del proceso de la acumulación por desposesión. En este sentido la clásica tragedia de los comunes se presenta, en realidad, como la tragedia de la explotación privada de los comunes. Si asumimos que la diversidad cultural es tan importante para la supervivencia de la especie humana como la diversidad biológica lo es para el mantenimiento de la vida, las tensiones entre conservación y producción planteadas para el entorno del Parque Nacional Esteros de Farrapos e Islas del Río Uruguay evidencian un desplazamiento de otras formas productivas relacionadas directamente con la reproducción social. La transformación del entorno, a partir de la homogeinización productiva tiene directas consecuencias sociales y es sobre ellas que se superponen las políticas ambientales.El establecimiento de áreas protegidas de ningún modo supone límites al avance de relaciones sociales que son las que pautan a su vez las relaciones con el entorno. Lo que sucede en las áreas protegidas está directamente relacionado con lo que suceda en las áreas no-protegidas a pesar de que se establezcan pautas de manejo y determinen los usos posibles dentro de los límites del área.
Fil: Santos, Carlos. Universidad Nacional de General Sarmiento. Instituto de Ciencias; Argentina.