En los primeros meses del año 2003, Oscar Landi entregó a la redacción de la revista Sociedad de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidadde Buenos Aires, su último trabajo, que aparecería publicado, a modo de homenaje, tras su muerte. En él se ocupa de la relación entre el secreto y la política, en una perspectiva que prolonga y completa su larga militancia teórica en favor de una democracia más participativa, horizontal y transparente. El secreto forma parte de la vida política de todos los pueblos y no puede eliminarse por un decreto de la voluntad política, pero cuando se instala en el corazón de los modos de gobierno de una sociedad como culminación de una lógica de la separación entre gobernantes y gobernados, y de exclusión de los ciudadanos del manejo de sus vidas, debe ser rechazado y combatido. El último escrito de Oscar Landi, fraguado en el clima de discusión de ideas que animó los debates argentinos después de la gran crisis institucional de fin de 2001, debe ser leído como una fuerte apuesta por la democratización de nuestra democracia.
In the first months of 2003, Oscar Landi delivered his last work to the editorial staff of the magazine Sociedad of the Faculty of Social Sciences of the University of Buenos Aires, which would be published, as a tribute, after his death. In it he deals with the relationship between secrecy and politics, in a perspective that extends and completes his long theoretical activism in favor of a more participatory, horizontal and transparent democracy. The secret is part of the political life of all peoples and cannot be eliminated by a decree of political will, but when it is installed at the heart of the modes of government of a society as the culmination of a logic of separation between rulers and governed, and the exclusion of citizens from the management of their lives, must be rejected and fought. Oscar Landi's latest writing, forged in the climate of discussion of ideas that animated Argentine debates after the great institutional crisis at the end of 2001, should be read as a strong commitment to the democratization of our democracy.