El pensamiento de Oscar Landi se cuenta entre los más relevantes que a lo largo del último tercio del siglo pasado se ocuparon de los problemas de la política y de la democracia en nuestro país. En sus años de formación Landi había militado en las filas del Partido Comunista Argentino y frecuentado la lectura de los textos mayores de la tradición fenomenológica francesa, con especial interés por los de Maurice Merleau-Ponty. Discípulo del moderadamente heterodoxo Héctor P.Agosti, quien lo había animado a publicar algunos de sus primeros trabajos en las páginas de los célebres Cuadernos de Cultura, rompió tiempo después "como tantos" con la vieja organización, y, atraído por las primicias teóricas y políticas del maoísmo, fue a recalar a las playas del Partido Comunista Revolucionario. No sé si se ha hecho ya un estudio, comparable a los muchos que sí existen sobre las evoluciones y los itinerarios políticos e intelectuales "pos-comunistas" de los lectores del italiano Antonio Gramsci, sobre los modos en los que la mayor sensibilidad hacia las novedades teóricas que traían consigo las discusiones filosóficas francesas determinó que fuera en esa otra dirección que se produjo la salida del PC de muchos jóvenes argentinos demediados de la década del 60. En todo caso, fue hacia allí que Landi orientó su entusiasmo militante en los años siguientes a los de su primera militancia, y fue allí, en el medio de las querellas y de las lecturas desplegadas en el seno del maoísmo argentino, que el “culturalismo” y el "antireduccionismo"(aunque en aquellos años todavía esta última palabra se utilizara poco) que había aprendido del autor del Echeverría y de Nación y Cultura pudieron expandirse en nuevas direcciones, que, por la vía de una fuerte sensibilidad hacia la problemática de las sobre determinaciones y de lo que se dejaba nombrar bajo la categoría de “pueblo”, lo conducirían años más tarde al peronismo.
Oscar Landi's thought is among the most relevant that throughout the last third of the last century dealt with the problems of politics and democracy in our country. In his formative years, Landi had been active in the ranks of the Argentine Communist Party and frequently read the major texts of the French phenomenological tradition, with special interest in those of Maurice Merleau-Ponty. A disciple of the moderately heterodox Héctor P. Agosti, who had encouraged him to publish some of his first works in the pages of the famous Cuadernos de Cultura, he later broke "like so many" with the old organization, and, attracted by the theoretical and policies of Maoism, ended up on the beaches of the Revolutionary Communist Party. I do not know if a study has already been carried out, comparable to the many that do exist on the evolutions and the "post-communist" political and intellectual itineraries of the readers of the Italian Antonio Gramsci, on the ways in which the greater sensitivity towards theoretical novelties that the French philosophical discussions brought with them determined that it was in that other direction that the departure of many young Argentineans from the CP took place in the mid-1960s. In any case, it was there that Landi directed his militant enthusiasm in the years following those of his first militancy, and it was there, in the midst of the quarrels and the readings displayed within Argentine Maoism, that "culturalism" and "anti-reductionism" (although in those years this last word was still used little) that he had learned from the author of Echeverría and Nación y Cultura were able to expand in new directions, which, through a strong sensitivity towards the problem of over-determinations and of what was allowed to be named under the category of "people ”, would lead him years later to Peronism.